viernes, 27 de junio de 2014

Capítulo 6 de Dragonstones 1





NOCHE DE TORMENTA

     
   Llevaban ya unas horas de viaje desde que dejaron Longoria… y Éric no había dejado de observar a todas aquellas personas, tan diferentes, que los acompañaban. Se fijaba sobretodo, en los ángeles. Antes, pensaba que no existían, y nunca se había imaginado ver alguno. Aunque no creía en ellos; los imaginaba diferentes, sin armadura y semidesnudos.

Poco después, éstos que viajaban volando a cierta altura, bajaron para poder hablar con Silvan.
 -Se acerca una tormenta. A lo lejos, hemos visto las montañas medianas. Quizás podamos alcanzarlas antes que comience, y refugiarnos en ellas, si aligeramos el paso -le comentó Láslandriel a Silvan.
 -¡Está bien, todos a galope hacia las montañas! 

Comenzaron a cabalgar, y el enano, que iba en el poni, se descolgaba de ellos, al igual que el pequeño unicornio.

Por fin, alcanzaron las montañas.

Allí siguieron un camino que había entre éstas y el bosque de half. Se llamaba así porque iba a parar a la aldea del mismo nombre. Un lugar dónde no vivían hombres, sino uno de los tres tipos de medianos que existían en Shakával, los halflings. Una raza que trataba siempre de vivir en paz.

Poco después, comenzó a llover. Lo hacía con bastante intensidad. Así, que tuvieron que buscar un sitio donde refugiarse.
Algo más adelante, Silvan, el líder del grupo, encontró una cueva que era bastante grande, y servía para que todos se refugiasen de la tormenta.
Tristan recogió algunas ramas húmedas para prender fuego, pero éstas tardaron en hacerlo. Al final, se formó una buena hoguera.

Todos estaban empapados y hambrientos…

Los muchachos, que estaban menos acostumbrados a mojarse, les castañeaban los dientes… del frío que tenían. Susan estaba pálida y mostraba los mismos síntomas que Éric y Kevin, pero en cambio, ella tenía fiebre. Tristan la cogió en brazos y la recostó sobre una manta; luego, Eléndil le preguntó por el frasco que llevaba. Al mago le resultaba conocido, pues había visto alguno igual, anteriormente.
Susan le contó como lo consiguió, y éste prefirió utilizarlo en otra ocasión, más necesaria; sabedor que llegaría, tarde o temprano.
Luego, sacó de uno de sus saquillos unas hierbas que posteriormente machacó con unas piedras. A continuación, con un pequeño frasco cogió algo de agua de lluvia. Inmediatamente, echó un poco de la sustancia que resultó, en el frasco… lo removió todo, y se lo dio a Susan.
Ésta se lo tomó, y comprobó que estaba amargo, pero confiaba en que se pondría mejor.
Poco a poco, la chica fue cerrando los ojos, hasta relajarse y finalmente, quedarse dormida. Mientras, los demás aprovecharon para sacar algo de la comida que tenían guardada para el viaje a Loft, y comer algo frente al fuego.

Isilion decidió ser el primero en montar guardia.

Silvan, el líder del grupo, era el general del ejército longoriano. Un hombre serio y valiente, e igualmente, listo y guapo.
Con treinta y tres años de edad y un metro con ochenta y cinco de altura, lucía una agraciada figura. Además, tenía la piel morena y el cabello… liso, largo y negro; y lucía unos ojos azul claro, que iluminaban todo su rostro.
Sus ropas eran… una cota de malla, que le cubría todo el brazo, la típica ropa del ejército longoriano; que consistía en una túnica marrón oscura, en el caso del general, y azul en el caso de los soldados, sin mangas y cuello de pico, sujetada con un cinturón y que llegaba por debajo de la rodilla, con una raja a cada lado, para mejor movilidad de las piernas. En medio del pecho, tenía el símbolo de Longoria… que consistía en un fénix. Llevaba también, una capa con capucha de color azul marino. Sus pantalones eran de color lila oscuro, llegando a ser casi negros; por último, llevaba unas botas y unos guantes marrones oscuros.
En cuanto a armas, sólo llevaba una espada y una daga.

Kevin miró a su alrededor, y casi todos estaban dormidos. Sólo él, Isilion que vigilaba, y Silvan que estaba pensando en el viaje a Loft, estaban despiertos.
Eric estaba junto a su hermana, durmiendo. Eléndil y Lana yacían por otro lado. Ilene y Láslandriel, que eran pareja, dormían juntos… ella entre los brazos de él. Justin estaba durmiendo justo al lado. Y los demás… Tristan, Gúnnar y Mialee; dormían solos, entre los otros.



   A la mañana siguiente, amaneció un día espléndido. Por eso, cuando todos despertaron, quisieron salir fuera de la gruta, para ver la zona. Susan ya se encontraba bien, así que desayunó algo de sopa caliente, que preparó Lana.


La aprendiz de maga, poco después, se adentró en el bosque de half para buscar unas hierbas que su maestro Eléndil necesitaba. Llevaba tiempo junto a él, porque ella quería aprender ilusionismo, una rama de la magia, entre muchas otras, que él sabía y dominaba casi a la perfección, pues era un mago de mucho prestigio.
Nativa de Longoria, se unió a su maestro porque éste era el mejor mago de todo el reino; ahora, tenía veinticinco años, y era una muchacha atractiva e interesante, tanto en físico como en personalidad. Medía alrededor del metro con setenta y dos, y tenía una larga melena lisa y pelirroja, muy cuidada… y unos grandes ojos claros, con hermosas pestañas.
Como aún no vestía la túnica de ilusionista de color gris, debido a que sólo podían vestir túnicas, aquellos magos que había alcanzado el cuarto nivel de magia… iba vestida con un traje ajustado, verde esmeralda, unas medias lilas, y unas botas, marrón pardo. También llevaba unos guantes muy ceñidos a la mano de color rosa; que le daban un toque muy femenino. Por último, llevaba una capa de color lila, mágica, que la volvía invisible, cuando ésta se ponía la capucha. Era un regalo de Eléndil. Se lo hizo no hace mucho tiempo; el día que cumplió diez años de aprendizaje junto él. Ella se unió a él, muy joven, a la edad de trece años. En Longoria, eran los magos, los caballeros, los clérigos, y lo físicos, los que gozaban de mayor prestigio; y a ella le gustaba la magia, y como era lo único a lo que podía optar… eligió ser maga.

En ocasiones como ésta, que salía fuera de Longoria con Eléndil, y podía enfrentarse a grandes peligros… llevaba además de la capa, una espada corta en su cinturón.



Después de adentrarse en el bosque, llegó a una pendiente… un pequeño precipicio, donde encontró las plantas que su maestro le había mandado buscar. Intentó alcanzarla, pero no lo logró. Entonces, se tendió sobre la hierba y alargó la mano todo lo que pudo, para cogerla, pero no lo consiguió. Se arrastró un poco más hacia abajo, y por fin consiguió su objetivo. Aunque, al instante, cayó rodando por el precipicio... Suerte, que se frenó en seco… porque el pie se le enganchó en una raíz que salía del suelo.
La situación era ésta: quedó enganchada por el pie, colgada boca abajo, justo al final del barranco. No podía soltarse sola, porque… aunque tenía una espada, era tan corta que no alcanzaba la raíz. Así que, cuando vio que no podía soltarse por sí misma… pidió ayuda. Pues la magia que ella aprendía, el ilusionismo, no le servía de nada.
Silvan, que se encontraba en ese momento cerca de allí, la oyó y acudió en su ayuda.
Enseguida llegó y la despojó de la raíz, la cogió en brazos… y la recostó sobre el tronco de un árbol, para examinarle el tobillo… que por suerte, sólo se había torcido.
Le quitó entonces la bota, y tenía el tobillo hinchado.

 -Silvan, las hiervas que he venido a buscar, sirven también, para bajar la inflamación -le explicó.
Éste le puso una hoja de la planta sobre el tobillo. Luego, desgarró una tira del vestido de ella, y se lo vendó. Después, cogió el resto de la planta y la bota, y las guardó en una bolsa que ató a su caballo.
A continuación, volvió a levantarla en sus brazos para que no apoyara el tobillo. La subió a su caballo, e hizo lo mismo, situándose detrás de ella. Seguidamente, siguió un sendero que había en el bosque para regresar a la gruta.
Mientras volvían, paseando a caballo por aquel hermoso bosque… ella se ruborizó, pensando en lo amable que había estado con ella. En ningún momento había fanfarroneado por rescatarla. Ni se había aprovechado de las circunstancias, más de lo debido. Se había comportado como un perfecto caballero. Y había actuado en cada momento, como debía hacerlo. Además, Silvan gozaba de una notable prestigio en Longoria, debido a lo bien que representaba su puesto. Por eso, lo idolatraba Para ella, lo más importante, aún más que la magia, era… el respeto del pueblo longoriano; y él lo tenía, y muy bien ganado.


A la vez que ruborizada, se sentía muy bien entre sus brazos. Él era un caballero muy guapo y distinguido. Por eso, no quería que ese paseo a caballo, se terminase nunca.


Pero poco después… llegaron a la gruta. Entonces, su maestro vio que  había conseguido las hierbas, pero también que se había lastimado el tobillo. Así, que le quitó la venda y la hoja, y se lo reconoció. La hinchazón había bajado pero el tobillo seguía torcido.
El mago pronunció unas palabras, mientras se lo tocaba con la mano. Éste sanó de inmediato. Volvía a estar como antes de lastimárselo. A continuación, pronunció otro hechizo que hizo que el vestido volviese a estar como nuevo. Cuando acabó, no parecía que Silvan lo hubiese desgarrado.
A continuación, todos volvieron a reunirse en la entrada de la gruta. Entonces, Láslandriel le dijo al general longoriano:
 -He inspeccionado la zona junto a Ilene, y a lo lejos, hemos visto la aldea. Si marchamos ahora, podríamos llegar avanzada la tarde.

 -Bien, pues nos esperemos más. Pondremos dirección a Half -el grupo enseguida recogió las cosas de la gruta y macharon hacia la aldea.

11 comentarios:

  1. Las descripciones de los personajes logradas, te haces una idea.
    La ubicación espacio-temporal muy realista, parece que estás alli mismo. Me gusta la variedad de las razas.

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    1. Me alegra que te guste mi forma de contar el capítulo.
      Eso es lo que quería, variedad en el grupo de héroes.
      Gracias Desirée. Un saludo.

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  2. Cada vez me gusta más esta historia :D

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    1. Gracias. Me llena de alegría, no sólo por ti, últimamente, aunque no dejan comentarios y no sé quienes son, están pasándose a leer esta historia bastante gente, eso quiere decir que está gustando, aunque todavía no tanto como "Las Crónicas de Erdwill 1. La Espada Sagrada ". Por donde aún no se ha pasado nadie es por mi otro escrito "Tierras de Gyadomea 1. Las Tierras del Nuevo Mundo", ya sé que es más infantil, pero creo que si lo leyesen, les gustaría.

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  3. Excelente las descripciones, casi parece que esos lugares y personajes realmente existen. Lana y Silvan... ¿futuro romance en puerta? Je, je, je, je.

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  4. Hoy estoy que lo rompo, ¿eh? Dos capítulos en un día, jejeje
    Me ha gustado este capítulo. Lo único malo es que hasta que me familiarice con los nombres... uff... Pero bueno, lo conseguiré ;)
    Pobre Lana, ¡se ha quedado literalmente colgada! Suerte que Silvan estaba cerca... Y también, menos mal que a Susan la han podido curar. Eso de tener a un mago tan poderoso en el grupo es una suerte, ¿eh?
    Bueno, ahora sí que me voy. Otro día más :)
    ¡Abrazoooo! ^^

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    1. Gracias.
      Espero que no te hagas un lío entre estos personajes y los de Érdwill.
      Sí es una suerte.
      Un abrazo y fuerte.

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    2. Ui, es verdad, que este ¡ya lo había leído! XD qué mal...
      Bueno, ahora sí que me voy al próximo ^^

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  5. ¡Hola de nuevo amigo! la historia está muy interesante y los personsajes muy logrados, con ese delicioso aroma que desprenden los grupos de personajes en aventuras de fantasía épica, como La Comunidad del Anillo o La Dragonlance . Me gustan particularmente el mago Elendil y Lana, no sé porque jejeje
    ¡Abrazos y feliz finde!

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    1. Hola Hammer.
      ¡Bienvenido de nuevo!
      Sí, la idea del grupo de héroes está inspirada precisamente en esas sagas. Jeje.
      Abrazos, vuelve y comenta cuando quieras. Los Valientes siempre tendrán un lugar reservado en mi blog.
      Abrazos.

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