viernes, 2 de enero de 2015

Capítulo 31 de Dragonstones 1









Un año después…










LA CARTA DE ELDARON





Era por la mañana y la primavera recién había comenzado. Aquel día había mercadillo en la ciudad, así que Longoria se llenaría de todo tipo de gentes y seres raros. A Susan no le gustaba aquél barullo. De modo que había salido a dar un paseo con su unicornio.

Normalmente, llegaba hasta el río cristalino. Sin embargo, esta vez, mientras se daba un baño, su montura se había alejado hacia las praderas de los caballos salvajes.


Cuando se dio cuenta, era demasiado tarde…



Lo encontró junto a ellos. Se había hecho tarde y debía regresar ya a la ciudad, así que tuvo que arriesgarse a acercarse a aquel grupo.



Al principio, sólo parecían inquietos pero, cuando se acercó demasiado, salieron en estampida hacia ella.

Salió corriendo pero no serviría de nada, tarde o temprano la alcanzarían.



Ya no podía más. Si aquellos caballos no dejaban de seguirla, caería al suelo agotada, si no la alcanzaban antes. Pero justo en el momento en que lo estaban logrando, sobre el prado vio una gran sombra… alguna bestia debía volar sobre ellos. Cuando se volvió para ver que era, los caballos huían despavoridos. El causante, un pequeño y joven dragón verde que estaba posándose sobre el prado en aquel momento. Cuando lo hizo, se bajó de su silla su joven jinete.

-Hola Susan, ¿estás bien?

-Sí, Kevin. Gracias a ti y a tu dragón.

-¿Qué hacías aquí tan lejos de la ciudad?

-Intentaba que mi unicornio volviese conmigo, para regresar a Longoria, pero ha sido inútil.

-No te preocupes. Sube conmigo y regresemos. Seguro que cuando te eche de menos, volverá.





Yúnik era hijo de la dragona que montaba Kevin durante la batalla de Longoria. En una de las visitas de estos dragones a la ciudad, ésta le contó que pronto pondría huevos y tendría dragoncitos. Él le prometió que iría a verlos cuando nacieran, pero cuando lo hizo, se encontró con una situación inesperada.

Antes que los huevos eclosionasen, los túnicas negras, -magos liderados por Ízmer, que practican la magia negra-, atacaron a los dragones. Mientras ambos luchaban, las arpías -criaturas con cuerpo de mujer, que no tienen brazos, pero sí alas y garras de ave- aprovechaban para robar sus huevos. En la batalla, los padres de Yúnik murieron, de modo que no pudieron evitar que las arpías entregaran los huevos a los túnicas negras, para que éstos, a partir de ellos, y gracias a su magia negra, lograran que eclosionaran, y que de ellos no nacieran dragoncitos, sino draconianos -criaturas del tamaño de los humanos, que andan sobre dos piernas y vuelan con alas de dragón; con rasgos de ambos-. Con todo, antes de morir, la madre de Yúnik logró arrebatarle un único huevo a una de las arpías, y ponerlo a salvo.


Días después, Kevin llegó al lugar donde se encontraba el cubil de su dragona.

Lo encontró vacío, y cerca de él halló los esqueletos con lo que quedaba de los cuerpos de los dragones, tras ser devorados por las arpías y los carroñeros. Se sintió muy triste, pero entonces, oyó no muy lejos de allí, un ruido, y fue a ver que era. Cuando llegó, encontró protegido entre unos riscos, una cría de dragón verde, y trozos del cascarón de su huevo. Fue en aquel momento en el que decidió que lo cuidaría y lo criaría… algo que le mantuvo muy activo, pues era muy inquieto, y siempre tenía hambre.



Y desde entonces, hasta ahora…







Kevin y Susan llegaron a la ciudad subidos en Yúnik.



Al día siguiente, el unicornio regresó junto a ella. Pero ella no tuvo mucho tiempo para estar con él; pues, todo el grupo que buscó la dragonstone verde fue convocado a una reunión. En ella, el Rey Mónckhar les dijo que había llegado una carta proveniente de la isla de Loft, en la que Eldaron, el rey de los altos elfos, le advertía de los planes de Ízmer… que conocía, gracias a su espejo mágico élfico de Loft. Decía, que el enemigo había cambiado de estrategia… ahora pretendía atacar primero a los aliados de Longoria. Así, en un futuro, podría combatirla, sin que ésta recibiese ayuda exterior.

Eldaron les informó además, que el propósito del líder de los túnicas negras era comenzar atacando a los elfos silvanos.



Como las Dragonstones solo tenían poder para invocar a los dragones de su color, una sola vez… decidieron que lo mejor sería ir en busca de la siguiente piedra. De modo, que juntaron la Piedra Multicolor con la dragonstone verde, y… descubrieron gracias a primera, que la piedra azul se encontraba en la isla de Lásgarot.

En la reunión, se acordó que Silvan, Éaguer y Kevin, junto a los magos Lana y Eléndil, y parte del ejército longoriano, fueran a Lásgarot a por la dragonstone azul; y que, Tristan, Gúnnar, Éric, Ilene y Láslandriel partieran hacia Nordia en busca de la ayuda de bárbaros y enanos.

Por otro lado, Alan y Susan irían a Silvanya para avisar a los elfos silvanos de las intenciones de Ízmer. Mialee e Isilión vivían ahora allí, junto a los suyos… pues, los príncipes silvanos esperaban pronto la llegada de un bebé.

7 comentarios:

  1. Pues sí que han tardado en buscar la piedrecita, se ve que los chiquillos no tienen ganas de volver a la Tierra. Y no sé por qué, ahora que ha pasado el tiempo me los imagino como si ya tuvieran dieciocho años o así.
    Un bebé, qué monada *-* Pero ojalá Mialee no tenga que luchar, que encima que está embarazada, con todos los problemas en los que se metió en el pasado... qué peligro corre.
    Y pobres dragones :(
    Saludos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Jajaja. No aún no tienen dieciocho, creo que eran si no recuerdo mal, Kevin 16, Éric 15 y Susan 14.
      Tranquila Mialee no tendrá que luchar.
      Sí.
      Saludos.

      Eliminar
  2. Como que se tardaron un poquito para retomar la búsqueda. ¿No extrañan la Tierra? Si yo fuera uno de ellos no regresaría. Je, je, je, je, je. Pronto habrá acción... lo presiento XD ¡Saludos!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Jeje. Es primer libro, y es lógico que tenga fallos. Es que quería que en esta trilogía pasaran muchos años entre la búsqueda de cada una de las Dragonstones.
      Saludos.

      Eliminar
    2. Ah! Es por eso. No hay problema. Mientras se expliqué por qué se tardan tanto no habrá problema. ¡Saludos!

      Eliminar
  3. ¡Oh! ¡Un dragoncito! ¡Qué mono! Me hubiera encantado tener uno a mí también. Esas malvadas arpías....

    Un capítulo corto, pero me ha gustado. Ahora que parece que Izmer se pone en marcha, vuelve la aventura. A ver qué les deparan el resto de capítulos :)

    ¡Hasta luego! ¡Ah! Y gracias por las palomitas XD En este las de mantequilla jujuju

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Esas arpías que malas son, pobres dragoncitos.
      Vuelve la aventura y la acción.
      Las de mantequilla... me pediré un paquete. Jeje.
      Hasta ahora.

      Eliminar